Incumplió su promesa.
Tras una espiral púrpura y enloquecida,
los silencios conspiraron con las bacantes.
También en mi paraíso
el vicio era desde el alba, deseado.
Era un bullir corrosivo.
Ahora, este vidrio verde del éxodo,
juzga a las carrascas desde un balcón distante.
Cubrimos falsos jeroglíficos de pasión.
Evocamos días malditos de Afrodita.
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